La otra Cleopatra: ¿Quién fue la misteriosa Cleopatra «la alquimista»?

La otra Cleopatra: La antigua alquimista que buscó el secreto del oro

Cleopatra la alquimista vivió en Alejandría, Egipto, fue una figura reconocida de la alquimia antigua, pero su identidad es desconocida.

Cleopatra la alquimista fue una prominente mujer de historia oculta del Egipto romano. Probablemente vivió en el siglo III o IV, siendo una de las fundadoras de la alquimia.

Fue una filósofa y química esotérica que hizo experimentos de laboratorio, fabricó aparatos complejos y escribió textos con secretos de la alquimia. Los textos trataban la transformación de la materia, como la fórmula de la Piedra filosofal: un proceso mítico para transformar metales básicos en oro, y una idea vinculada con la vida eterna.

Hay que clarificar que esta investigadora mística no es la famosa faraona Cleopatra VII del siglo I a. C., aunque luego, en siguientes obras, se hacen referencias a ella como «Cleopatra: reina de Egipto». También se incluía la misteriosa pero reveladora frase: «Lo divino está oculto para la gente por la sabiduría del Señor».

Izquierda: ilustración de la alquimista por el autor Milio, 1618. Derecha: página de un tratado de alquimia escrito por Ramon Llull, siglo XVI. Imágenes de dominio público.

Cleopatra la alquimista: científica química y devota de Isis

Cleopatra la alquimista tenía raíces griegas. Se piensa que su nombre era un pseudónimo. Es conocida como una fundadora de ese arte misterioso y una de las cuatro mujeres alquimistas que habrían desarrollado la llamada Piedra filosofal, la sustancia con poderes espirituales, de transformación de la materia y elixir de la vida eterna.

Cleopatra la Alquimista

Las otras tres alquimistas importantes fueron María la Judía, Medera y Taphnutia. A Cleopatra se le atribuyen tres escritos: Crisopea, De pesos y medidas y Un diálogo de Cleopatra y los filósofos, que podría ser visto como uno de los primeros libros de ciencia escritos por una mujer.

La Crisopea de María la Judía, 1964, por Lenora Carrington. Crédito: C-Monster / Flickr.

La misteriosa científica era devota de Isis, la diosa egipcia de la sabiduría y de la magia. En estos tiempos antiguos, los científicos y filósofos también estudiaban religión y magia, porque tomaban en cuenta el lado espiritual y paranormal del mundo.

También hay otra mujer de ciencia de la misma época, conocida como Cleopatra la médica. Algunos investigadores sugieren que podrían ser la misma, ya que tenían un estilo similar de escritura e imaginería.

Crisopea: su obra sobre la Piedra filosofal

Crisopea es la palabra griega para «transmutación al oro». El texto está en un papiro que sobrevivió una de las destrucciones de la Biblioteca de Alejandría, apareciendo en el documento llamado Codex Marcianus graecus ó MS 299 X-XII.

El texto antiguo contiene gráficos geométricos con notas que tratan un proceso químico para fabricar oro. También aluden a significados místicos. Hay que destacar que aquí se encuentra una de las primeras imágenes del uróboros, la serpiente que muerde su cola y que simboliza el ciclo eterno de vida y muerte.

En el centro se notan los símbolos del oro, la plata y el mercurio. De unos círculos concéntricos surge un tubo serpentiforme que se une a signos divinos. Estos signos eluden a una fuerza energética creada con la unión de fuerzas opuestas. En uno de los círculos se menciona la serpiente: «Uno es la serpiente, que tiene adentro el veneno con dos componentes».

Copias de dibujos que aparecen en Crisopea. Izquierda: el uróboros. Derecha: círculos concéntricos, textos, signos y procesos químicos. Imágenes de dominio público.

Bajo los círculos se observa un objeto similar a una caldera, que es calentada por una candela, generando vapor y burbujas. En la parte derecha se observan dos crecientes, cuatro estrellas y un círculo con ocho líneas que podrían representar la transformación del plomo a la plata.

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Bajo estos gráficos hay un dibujo de un dibikos, un alambique o artefacto para la destilación o purificación de sustancias.

Cleopatra «la alquimista» fue un personaje misterioso y esotérico de historia oculta del Egipto romano. Hizo parte del centro cultural de la gran Alejandría del siglo III, cuando las mujeres podían ‘practicar’ disciplinas de élite como la alquimia.

Es notable que a esta investigadora se le atribuya la invención del alambique y de la imagen del uróboros, y aunque en la actualidad no tenemos pruebas contundentes de que sea posible transformar metales básicos en oro, no hay que olvidar la tendencia de los alquimistas a ocultar sus hallazgos, sumado esto a que los primeros fanáticos cristianos destruyeron muchos libros alquímicos, sin mencionar que el sexismo y la tendencia a tratar a las mujeres como brujas, han provocado enormes lagunas en nuestro conocimiento.

Referencias: AncientOrigins / Academia.edu.

 

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