Conocido como «El padre de la ciencia ficción», Verne tendría 195 años si todavía estuviera vivo hoy. Vivió en la era de los barcos de vapor y los telégrafos, pero pudo imaginar tecnologías que tardarían más de un siglo en inventarse.
Nacido en Francia el 8 de febrero, a principios del siglo XIX, Julio Verne originalmente tenía planes de ser abogado. Sin embargo, su amor por la aventura y su meticulosa obsesión por la ciencia sacaron lo mejor de él, fue lo que lo llevó a crear los fabulosos textos que conocemos hoy.
Autor de libros famosos como Veinte mil leguas de viaje submarino, Viaje al centro de la Tierra y La vuelta al mundo en ochenta días, entre otros.
¿Genio o visionario?
Sus historias están repletas de exploración del mundo y monstruos místicos. Contienen datos científicos ocultos, descripciones de inventos y, sobre todo, amor por las innovaciones tecnológicas y el progreso de la humanidad.
Verne contó historias de aventuras, conjurando mundos en los que una nueva era de tecnología ayudaría a los humanos a alcanzar las profundidades más oscuras del océano y volar más allá de las estrellas.
Su optimismo y mente imaginativa inventaron máquinas y objetos que ahora forman parte de nuestra vida cotidiana…historias que finalmente se materializaron.
Los inventos que predijo Julio Verne
Antes de que las ideas estuvieran incluso en la mente de los científicos, Verne hablaba de tecnología, máquinas que se elevan por el cielo, otras que viajan a través de las profundidades del océano, y algunas que, eventualmente llevarían a la humanidad a la Luna. Veamos aquí algunos de ellos:
El submarino eléctrico
Una de las obras más conocidas del escritor francés es «Veinte mil leguas de viaje submarino» (1887). En esta novela, un grupo de pasajeros son arrojados por la borda del barco en el que viajan y acaban siendo rescatados, para su asombro, por un submarino tripulado por el famoso Capitán Nemo.
Nemo es el personaje principal de la historia, un hombre tan oscuro y misterioso como su barco, con una inteligencia soberbia que le permitió construir el Nautilus, un submarino de características nunca antes vistas por los protagonistas de la novela… ni por los lectores de la época.
El submarino de Verne tenía ventajas y comodidades inimaginables en las precarias embarcaciones que existían entonces.
El escritor francés marcó la pauta y posiblemente inspiró a los inventores del tiempo, pues dieciocho años después, Isaac Peral creó el submarino eléctrico en 1888.
El helicóptero
En la historia Robur el conquistador (1886), Julio Verne fue muy específico con una de sus descripciones. Allí, el personaje construye una máquina que se controla con rotores de alta velocidad, al igual que los helicópteros modernos. Rotores adicionales en la proa y la popa sirvieron para impulsar el invento hacia los cielos.
Verne rechazó el carbón como combustible para este aparato, proponiendo en su lugar baterías eléctricas para propulsarlo. Estas baterías tienen una composición química desconocida, pero hacen de Verne un precursor de los combustibles alternativos.
El holograma
Aunque la primera vez que se recuerde haber visto la idea del holograma más actualmente fue probablemente en la película clásica Star Wars; Verne narra en el libro El Castillo de los Cárpatos (1892), una historia centrada en la cantante de ópera La Stilla, representada en el momento de los hechos como una imagen fija proyectada.
En la historia, los aldeanos viven atemorizados por un castillo misterioso que produce voces extrañas. La gente llega a descubrir que las imágenes que estaban viendo eran solo una ilusión u holograma ópticamente flotante, junto con sonidos grabados.
Noticieros y Videoconferencia
Verne predice una alternativa al periódico. En el cuento «En el año 2889» (1889), Julio Verne describe: «En lugar de imprimirse, la ‘Crónica de la Tierra’ se habla todas las mañanas a los suscriptores, quienes, a partir de interesantes conversaciones con reporteros, estadistas y científicos, aprenden las noticias del día».
Esta idea describe perfectamente el panorama de los noticieros modernos, algo que no apareció hasta décadas después.
¡Y eso no es todo! En la misma historia, Verne insinuó la idea de un dispositivo al que llamó ‘fonotelefoto’, este permitía a las personas comunicarse entre sí a grandes distancias, mediante la transmisión de imágenes por medio de espejos sensibles conectados a cables.
Internet
En la novela «París en el siglo XX» (1863), Verne describe un mundo tecnológicamente avanzado con calculadoras sofisticadas o computadoras conectadas a una red (¡esto es el internet!).
También en este texto, se describe un tipo de sistema de armas de destrucción masiva y manejadas a control remoto.
Módulos Lunares/Viajes Espaciales
En la novela «De la Tierra a la Luna» (1865), Julio Verne pudo capturar la fascinación de la humanidad por nuestro satélite natural, al igual que por los viajes espaciales.
Descritos como proyectiles, el autor imaginó un mundo en el que la humanidad se lanzaría a través de una nave espacial a la luna de forma similar a una pistola y una bala. Para muchos, la novela guarda grandes similitudes con la misión del Apolo 11 de la NASA.
Además, en esta obra, Verne hizo todos los cálculos matemáticos y definió las velocidades necesarias con las que se debe impulsar un cohete para salir fuera de la órbita terrestre. Estos coinciden casi exactamente con la velocidad inicial que se sabe actualmente, es necesaria para que un cohete pueda atravesar la atmósfera terrestre.
Convertido en un referente, su aporte en esta obra caló en la cultura popular. En 1902, la aventura inspiró al director de cine Georges Méliès para filmar una de las primeras películas de la historia.
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Algunos años después, Verne publicó «Around the Moon» (1869). Esta novela va más allá del viaje y sigue las aventuras de los héroes en la luna. Aunque sus métodos ciertamente no eran científicamente precisos, la imaginación de Verne estaba más de cien años por delante de una de las hazañas más importantes de la historia: la llegada de los primeros humanos a la luna.
Asimismo, Verne también mencionó naves espaciales de amerizaje, una base espacial en Florida, propulsión de presión ligera y trajes espaciales muy adelantados a su tiempo.
En otras de sus obras, el escritor habló del uso de tanques de guerra, calculadoras, el aire acondicionado, velas solares, satélites, trenes de alta velocidad, autos a gas y otras tecnologías que cuenta de una forma precisa, muchísimos años antes de su creación.
Se menciona que Julio Verne habría escrito sus novelas basándose en visiones futuristas a partir de ideas surgidas en sus sueños, mientras que otras personas las atribuyen a la insaciable mente investigadora del autor. Aunque Julio Verne distaba mucho de ser un científico, su pasión por la tecnología y los avances que se estaban produciendo en su momento sirvieron para introducir muchos de los inventos que estaban por llegar y que, con el tiempo, han acabado convirtiéndose en elementos habituales de nuestro día a día.
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