El mundo antiguo, lleno de misterios y de grandes enigmas nunca deja de sorprendernos. Se dice que las leyendas que se escuchan en la actualidad provienen de historias que en algún momento tomaron vida y fueron ciertas. Pero, ¿cómo terminaron convirtiéndose en un mito? Tal vez por la falta de pruebas.
La inolvidable historia de la crucifixión de Cristo
Según una antigua tradición, un centurión llamado Longino, era quien dirigía a los soldados romanos y fue el encargado de crucificar a Jesucristo. Aparentemente el hombre sufrió de una infección ocular que lo había dejado bizco, pero estaba cerca de recuperar la vista.
Según cuenta la historia, era una costumbre que los alguaciles rompieran las piernas de las personas que serían crucificadas. Pero en el caso de Jesús fue diferente, decidieron clavarle una lanza en el costado derecho, para estar seguros de su fallecimiento.
Al retirar la lanza, se dice que empezó a emanar sangre y agua de la herida. El líquido salpicó el rostro del centurión Longino, e inmediatamente recuperó la vista y dejó de ser bizco.
En ese momento, Longino exclamó: «En verdad, este era el Hijo de Dios». Posteriormente se convirtió al cristianismo, murió mártir, fue hecho santo y su cuerpo se encuentra a metros de la famosa Piazza Navona, en Roma, enterrado en la iglesia de San Agustín.
La vieja leyenda sobre una extraordinaria lanza
Esta vara compuesta de metal afilado llegó a ser conocida como la «santa lanza» que fue clavada en el costado del torso de Jesús. Un arma que tiene una gran historia actualmente y ha prevalecido con el pasar de los años.
Este objeto pasó a ser muy célebre, incluso, existen pruebas de que miles de personas la codiciaban y peleaban por tenerla en su poder. La leyenda cuenta que le proporcionaba poderes a quien la poseía, cualquier guerrero podía volverse invencible.
Pero no solo aportaba éxito y la victoria también podía condenar a la persona que la perdiera. De acuerdo con la antigua crónica, el destino de quien la extraviara era la muerte segura.
La «Lanza del destino»
Existen muchas historias de su origen, pero la más conocida propone que la lanza era venerada en Jerusalén en el siglo VI.
Sin embargo, posteriormente este objeto terminó en manos de los paganos alrededor del año 615 cuando el rey Chosroes de Persia tomó la ciudad de Jerusalén. Esta importante reliquia estaba partida en dos, fue otorgada a Nicetas quien posteriormente la entregó al emperador Constantino junto a tres clavos y una corona de espinas. Constantino mandó fundir esos clavos y con ellos elaboró una lanza.
Como se pensaba que esa lanza tenía un inmenso poder y con ella se ganaban todas las batallas, siglo tras siglo, acabaron denominándola como la «Lanza del Destino».
Con el tiempo, la parte superior de este objeto pasó a estar bajo el poder de los turcos en el año 1492. Pero la lanza fue recuperada y nunca abandonó Roma, incluso, se dice que continúa resguardada en la cúpula de San Pedro, en la ciudad del Vaticano. No obstante, existen muchas otras teorías.
Suposiciones del paradero de la lanza
El verdadero lugar donde se encuentra la mitológica arma es un completo misterio, porque muchas personas dicen que tienen la verdadera. Lo cierto es que parece que no hay manera de comprobar cuál es la legítima Santa Lanza.
Aunque puede parecer coherente el hecho de que la reliquia fue poseída por los turcos y rescatada por el sultán Bajazet hay algo que no encaja. De acuerdo con algunas investigaciones realizadas, parece que se descubrió que este objeto se preserva en la actualidad en la ciudad de Etschmiadzin, ubicada en Armenia.
¿Qué tiene que ver la Santa Lanza con Hitler?
También ha existido una creencia de que el arma se encontraba en Viena, y los nazis estaban seguros de que esto era real. De hecho, deseaban tener bajo su poder esta arma que les ayudaría a incrementar su poderío. Por lo tanto, Hitler entró al museo donde estaba exhibida y tomó posesión de ella.
El líder nazi pensó que por tener poderes sobrenaturales podría dominar al mundo, pero la historia estaba por cambiar drásticamente. En el año 1945 el gobierno estadounidense envió a un grupo de soldados a buscar el tesoro en la casa de Habsburgo. Fue allí donde encontraron la lanza sagrada.
¿Qué pasó con la lanza?
Según la leyenda, Adolf Hitler se encontraba oculto en un búnker ubicado en Berlín cuando un teniente tomó posesión de la reliquia. Esa misma tarde decidió quitarse la vida.
Posteriormente, Austria exigió la devolución de la reliquia que los alemanes habían robado. A pesar de que el general estadounidense George Patton se negó creyendo firmemente en la leyenda de la Santa Lanza, el general Dwith Eisenhower intervino y le obligó a devolverla al Museo Hofburg de Viena, donde se dice que permanece en la actualidad.
Son muchos los lugares en los que se supone que la lanza se resguarda, pero no se sabe dónde está exactamente. A pesar de que muchas personas hablan de la leyenda como un simple mito, parece que su inicio nació de una historia completamente real.
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