Enoc, el profeta excluido de la Biblia por su contacto con seres de otros mundos

Enoc, el profeta excluido de la Biblia por su contacto con seres de otros mundos

La Biblia aún guarda muchos misterios, vacíos argumentales y situaciones que han generado confusión y debates en todo el mundo. Uno de esos casos está relacionado con Enoc, el profeta que contactó con seres de otros mundos y que fue excluido de las sagradas escrituras.

La historia de Enoc en la Biblia no es clara y, de hecho, está abierta a la reinterpretación, al punto que los eruditos bíblicos aún no se ponen de acuerdo sobre ella.

Lo único claro de su vida es que pertenece a una época prediluviana, vivió 365 años (recordemos que la Biblia menciona que muchos patriarcas vivieron más de 700 años),  además, no falleció, sino que «se fue con Dios».

Enoc, el profeta

Libro de Enoc

Su nacimiento se produjo 7 generaciones después de Adán. En el libro del Génesis, se puede leer que «Enoc caminó fielmente con Dios». Esta línea lo distinguió del resto de hombres que habitaban la Tierra, en los turbios días antes del diluvio.

El libro del Génesis también cuenta que Enoc vivió 365 años. Durante ese periodo tan extenso de vida promulgó su fe y obedeció los mandamientos de Dios hasta el final de sus días, por lo que el Señor le evitó pasar por la experiencia de la muerte y decidió ‘elevarlo’ hasta sus aposentos.

Una línea un tanto ambigua y de la que la Biblia no da más explicaciones al respecto. Pero, tal terminología no es típica de la Biblia e implica que Enoc no tuvo una muerte física natural. simplemente fue llevado por Dios para que ya no estuviera presente en la Tierra.

«Enoc no murió, sencillamente dejó de existir porque Dios se lo llevó». Génesis 4:24

Sin embargo, otro profeta tuvo el mismo destino que Enoc, Elías, quién también fue ‘arrebatado’ por Dios a través de un «gran torbellino».

Profetas de la Biblia abducidos
Al igual que Elías, Enoc desapareció en un torbellino de rayos y luces.

Casualmente, también la Biblia menciona que los únicos sobrevivientes del Gran Diluvio Universal fueron el bisnieto de Enoc, Noé, junto a toda su familia.

Los polémicos textos de Enoc

En el período comprendido entre el Antiguo y el Nuevo Testamento, aparecieron varios libros acreditados a Enoc, sin embargo, no se consideran parte del canon de las Escrituras.

Los libros de Enoc describen en gran detalle varios eventos en Génesis capítulos 1-6. También hablan de un recorrido por Enoc lugares misteriosos y ocultos de la Tierra y del Cielo, como el Sheol, el inframundo judío, además del Abismo, montañas sagradas gigantescas, moradas de ángeles y ángeles caídos, «puertas del cielo» y diez cielos o dimensiones celestiales.

Enoc ascendiendo a los cielos
Izquierda: Enoc ascendiendo a los cielos. Derecha: manuscrito del Libro de Enoc. Public domain

El Libro de Enoc es un texto extraordinario, que fue censurado por su origen misterioso y su información, calificada para algunos como peligrosa. Lo que llevaría a pensar que la Iglesia Católica lo censuró porque era un texto revelador y arriesgado para su doctrina.

Fue escrito en hebreo 100 años antes de Cristo. Se había perdido casi totalmente hacia el siglo IV d. C. pero fue recuperado en Etiopía por el explorador James Bruce en 1773.

La razón principal de no incluirlo en la Biblia, de hacerlo como un «libro prohibido», es que la Iglesia Católica concluyó que el texto no fue escrito por Enoc, sino por varios autores hebreos de entre los siglos III a. C. y I d. C. Sin embargo, el profeta vivió antes del Diluvio Universal bíblico, hace más de 2000 años antes del siglo III a. C.

El contacto extraterrestre

La controversia generada por el Libro de Enoc, desde su descubrimiento hasta la actualidad, sigue intacta. La iglesia cristiana no lo toma en cuenta en el canon bíblico, a pesar de toda la información relevante que posee.

¿Por qué se empeña la iglesia en excluir estos manuscritos? Porque estos textos mencionan historias y personajes que la santa sede ha negado durante toda su existencia, como la existencia de los gigantes.

Sin embargo, el tema más importante, es el contacto que tuvo Enoc a lo largo de los años con «seres venidos desde los cielos», también llamados seres supremos o «vigilantes».

«Estando solo en mi morada, aparecieron ante mí, dos hombres de gran estatura, sus rostros brillaban como el Sol, sus túnicas y sus voces eran magníficas».

Para los teólogos, Enoc hace referencia a los ángeles. Sin embargo, al leer las descripciones de estos seres, donde no destacan alas o aureolas, es normal que teóricos como Erich von Däniken, los interpretaran como extraterrestres responsables de las primeras abducciones.

En otra sección, también se puede leer:

«Y llegó otro ejército de carros y sobre ellos había hombres montados, y se movían sobre los vientos en el cielo, de oriente a occidente hasta medio día. Se oía el rodar de los carros y sentí mucho temor».

Aquí se puede entender claramente que estos ángeles no volaban por sus propios medios, si no que se valían de «carros voladores», con una descripción muy parecida a naves o aviones.

La primera abducción

Enoc, el profeta
Enoc

Con el pasar de los años, Enoc seguía fiel a su fe y creencia. Estaba sumamente anciano y al ver que le faltaban fuerzas para seguir profesando su fe, decidió pedir a Dios que se lo llevara.

Un grupo de ángeles hizo acto de presencia en el hogar de Enoc y se lo llevaron. Esta escena también la podemos leer en los últimos párrafos del Libro de Enoc:

«La carne de Enoc se transformó en llamas, los tendones en fuego, los huesos en ascuas y los ojos en antorchas, el cabello en rayos de luz, y lo envolvió en tormenta, el torbellino, el trueno y el rayo hasta desaparecer».

Mismo caso que el de Elías, un torbellino y la desaparición física del profeta. Podemos concluir que la cantidad de información «incómoda» que contiene estos textos es la verdadera razón de su censura por parte de la iglesia católica.

No cabe dudas que Enoc, fácilmente, podría encabezar la lista de los primeros hombres en tener contacto con seres extraterrestres y que, además, dejó registro de dichos encuentros. A pesar de que la iglesia intente excluirlo del canon histórico.

 

 

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