El faraón gigante del antiguo Egipto

El faraón «gigante» del antiguo Egipto

Por todo el mundo, muchas culturas antiguas hablan de una época en la que los gigantes habitaban el planeta. ¿Cabe la posibilidad de que estas historias hundan sus raíces en un hecho real? Pues bien, un estudio realizado a los restos de un faraón egipcio sugiere que se trata del primer y más antiguo gigante humano conocido en el antiguo Egipto.

¿De verdad existieron los gigantes?

¿Hay pruebas que confirmen la existencia de gigantes? Los arqueólogos han encontrado esqueletos de personas que median entre 2,13 metros y 2,74 metros de altura. No cabe duda de que una persona con tales dimensiones sería considerada un gigante en la actualidad.

Representaciones en el arte egipcio de personajes con una altura mayor al promedio. Crédito: Muhammad Abdo.

Ahora bien, han sido muchas las exageraciones en torno a la existencia de gigantes en una era temprana de la humanidad. Por lo general, se trata de casos aislados de deformaciones o enfermedades genéticas que, en ese entonces, eran imposibles de tratar medicamente. Un ejemplo que ha ganado relevancia recientemente es el del faraón Sa-Nakht.

El primer y más antiguo gigante egipcio conocido

Hace poco un equipo internacional de científicos publicó los resultados de un estudio sobre momias, en el que los investigadores identificaron y examinaron a profundidad los restos de un esqueleto hallado en 1901. La tumba exhumada se encontraba en las proximidades de Bet Jalaf, Egipto, y es posible que los huesos encontrados en ella daten de la Dinastía III del antiguo Egipto, cerca de 2.700 a.C.

Se trataba de la tumba del faraón Sa-Nakht, personaje de quien poco se sabe debido al escaso registro histórico de su época. Las únicas dos pruebas de su existencia son dos fragmentos de sellos excavados en el Uadi Maghareh, ubicado en la península del Sinaí. Los huesos encontrados eran de un hombre cuya estatura superaba a la altura promedio.

La realidad es que Sa-Nakht fue un hombre de gran estatura en comparación con las demás personas de su época y zona geográfica. Medía alrededor de 1,87 metros (6,2 pies), mientras que un hombre adulto de aquel entonces alcanzaba la estatura promedio de 1,68 metros (5,6 pies).

Sa-Nakht podría haber sufrido de gigantismo

Como es de suponer, los hombres y mujeres que eran miembros de la realeza en la corte del faraón estaban mejor alimentados y gozaban de mejor salud que un ciudadano común. Es fácil suponer que el gran tamaño del faraón Sa-Nakht se debiera a estas y otras razones relacionadas con su posición privilegiada en la sociedad.

Roca con relieve que representa a Sanajt. Crédito: Wikimedia Commons

De hecho, Sa-Nakht sigue siendo el faraón con mayor estatura que se haya conocido hasta el momento. Por ejemplo, los restos de Ramsés II, quien vivió más de un milenio después de Sa-Nakht, permiten suponer que tenía una estatura de solo 1,75 metros. Así que el tamaño no dependía únicamente de la buena alimentación y la vida más refinada propia de la corte real.

Esto ha llevado a algunos científicos a suponer que Sa-Nakht posiblemente sufría de un trastorno conocido como gigantismo. Cuando esta enfermedad se presenta, el cuerpo produce una cantidad desmedida de la hormona del crecimiento. En casi todos los casos se debe a la presencia de un tumor en la glándula pituitaria del cerebro.

Faraones con defectos genéticos

Una vez que se analizaron con mayor detenimiento los restos del faraón Sa-Nakht, se llegó a la conclusión de que este padecía de un tipo de gigantismo. Los científicos observaron que los huesos largos del esqueleto mostraban la evidencia de un crecimiento desmedido. Si esta afirmación es cierta, Sa-Nakht sería el caso paleopatológico de gigantismo más antiguo conocido hasta la fecha.

 

Vistas lateral y posterior del presunto cráneo de Sa-Nakht. Crédito:Wikimedia Commons

Es cierto que otros esqueletos anteriores han sido diagnosticados con acromegalia, enfermedad que tiene una causa similar a la del gigantismo. Ahora bien, la acromegalia se presenta en la edad adulta, mientras que el gigantismo aparece durante la infancia. Además, es posible que otro faraón, Akenatón, haya sufrido de un trastorno similar, pero sólo enfocado en sus extremidades.

Un hallazgo sobresaliente

Algunos investigadores sostienen que los restos de este ‘gigante’ no pertenecen en realidad al faraón Sa-Nakht. Sea quien sea, se trata de un hallazgo sobresaliente puesto que es el caso más antiguo de gigantismo conocido. Además, es muy probable que haya sido alguien de la corte real o de clase alta, esto debido a los vestigios de un entierro con honores.

No hay que olvidar que en toda la región del Próximo Oriente y África existen míticas leyendas de seres humanos gigantes, a las cuales podemos adicionar las referencias citadas en la Biblia.

Sumado a esto, los descubrimientos de «esqueletos gigantes» que se han desvelado en América y otras regiones del mundo revelan el legado perdido de una raza de colosos… un legado que está empezando ahora a ser incluido lentamente en los registros históricos y arqueológicos; y de los que, como podemos ver, Egipto no es la excepción.

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