Utsuro-Bune: ¿Un encuentro de otro mundo ocurrido en el mar?

La extraña mujer que arribó en un objeto desconocido a las costas japonesas en 1803

Desde tiempos inmemorables, el hombre se ha planteado la posibilidad de la existencia de vida en alguna parte del universo, además de nuestro planeta. En torno a esta teoría las opiniones están encontradas, sobre todo cuando de por medio hay registros que puedan sostenerla, como el caso de Utsuro-Bune.

Para muchos solo representa una de las tantas leyendas o mitos que han enriquecido la historia japonesa. Sin embargo, para otros se trata del primer registro documentado de un encuentro de otro mundo ocurrido en el mar. En todo caso, vale la pena repasar algunos detalles de aquel suceso y dejar que cada quien formule su propia opinión.

¿Qué significado tiene Utsuro-Bune para la humanidad?

Para comenzar, es importante saber que Utsuro-Bune, se usa en japonés para referirse a «barco hueco». En realidad tiene un gran significado, tomando en cuenta que los hechos fueron recopilados por distintas personas en años diferentes, con mínimas variaciones en los relatos.

Indistintamente de la conclusión a la que puedan llegar las personas –después de analizar esta historia- lo cierto es que estamos en presencia de un relato único. Es sencillamente fascinante, la forma cómo se ha mantenido intacto y vigente a través de los años, para dar testimonio de que hay más vida en el universo.

¡El momento del encuentro!

Utsuro-bune. El extraño ‘barco’ que llegó a la orilla de una costa japonesa. Crédito: Wikimedia Commons.

Todo parece indicar que el momento del encuentro entre humanos y un ser de otro mundo, tuvo lugar en 1803 en la región japonesa de Hitachi. Según los textos que narran este evento, un grupo de pescadores locales, vieron flotando en el mar lo que a simple vista parecía una embarcación.

Impulsados por la curiosidad decidieron acercarse hasta ella, así pudieron notar las dimensiones que tenía y otras características importantes. Por ejemplo, de ancho medía un poco más de 5 metros y su altura llegaba hasta los 3 metros y medio.

Como flotaba muy cerca de la orilla, también lograron percatarse que estaba construida de madera. Pero la parte baja de la embarcación la cubrían unas placas, cuyo material era cobre y tenía como función protegerla de las rocas escarpadas de la costa.

A los lados se podían ver ventanas de vidrio bien sujetadas por unos listones de madera, que a su vez estaban fijados por una sustancia parecida a la resina. La pequeña y extraña embarcación, daba la impresión de ser una especie de caja hueca, con una forma que asemejaba a la de un quemador de incienso.

Los pescadores comienzan a investigar

Luego de haber observado con detenimiento el misterioso bote, los pescadores deciden llevarlo a tierra para investigarlo a profundidad. Entonces descubrieron en el interior escrito en las paredes, unas inscripciones grabadas en un idioma que ellos desconocían… un conjunto símbolos indescifrables para los presentes.

Su sorpresa fue aún mayor cuando se dieron cuenta que había agua, una cama, alfombras, comida y una joven mujer. Es interesante señalar que los 3 textos que dan fe de este acontecimiento, explican detalladamente las cantidades de agua y comida que se hallaba dentro del barco. También se describen los tipos de alimentos.

En cuanto a la joven, esta es descrita como «muy bella y de extraña apariencia», pues sus cejas eran rojas, de piel pálida y cabello rojizo. De baja estatura, alrededor de 1,50 metros, con una edad que podía rondar los 20 años, su ropa se veía muy fina, pero no identificaron las telas.

Imagen ilustrativa. Crédito: Howard Gutiérrez.

Algo que llamó mucho la atención de los lugareños, fue una caja de unos 25 centímetros que la chica cargaba en sus manos. Ella nunca se desprendió de la cajita y tampoco permitió que nadie se la quitara, la cuidaba celosamente. Hubo varios intentos de establecer comunicación, pero todo falló porque la joven se expresaba en un idioma extraño.

Detalles cuidadosamente guardados

Ilustración del Utsuro-bune, de Nagahashi Matajirou en 1844.

Todos los detalles que envuelven este encuentro fueron cuidadosamente guardados por distintos escritores, poco después de ocurrido el evento. Uno de ellos es el manuscrito de 1825 que lleva por nombre «La historia del jardín de los conejos». El segundo fue escrito en 1835 y el último texto se escribió en 1844.

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Quizá lo más impresionante es la similitud que presenta la narrativa a la hora de mencionar y describir los detalles. Por eso, Utsuro-Bune genera tantas pasiones y opiniones encontradas.

Continuamos sin encontrar las respuestas a muchas interrogantes, que con el tiempo siguen siendo un misterio. ¿De verdad somos los únicos seres vivos del universo? ¿Qué opinas?

 

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