Norte magnético de la Tierra estaría desplazándose debido a misteriosas «masas» subterráneas

El polo norte magnético se está desplazando a una velocidad inesperada

La ubicación del Polo Norte magnético ha cambiado, y se está moviendo más rápido que antes. Según una investigación científica, se dirige hacia la región de Siberia a razón de entre 50 y 60 kilómetros al año.

El polo norte geográfico es fijo, pero el magnético se desplaza. Esto se sabe desde que se midió por primera vez en 1831 y posteriormente se mapeó desde el Ártico canadiense hasta Siberia.

La magnetosfera de la Tierra, una burbuja magnética protectora no se alinea con el giro de rotación de la Tierra, por lo que juntos crean un efecto dinamo. Llamamos al centro de este punto, el Norte geomagnético.

Crédito: ESA

Durante las últimas décadas, los científicos han observado la migración del polo norte magnético, y ahora, un estudio argumenta que los dos grandes «lóbulos de flujo magnético negativo» situados «entre el núcleo y el manto de la Tierra», exactamente bajo Canadá y Siberia están detrás de este fenómeno.

Así lo explicó el profesor Philip Livermore, de la Universidad de Leeds (Reino Unido), en un simposio internacional que realiza la Agencia Espacial Europea (ESA, por sus siglas en inglés).

A su juicio, las diversas teorías propuestas hasta el momento «para explicar este comportamiento» no son capaces de hacerlo, «dado que se basan en cambios a pequeña escala en el campo magnético», recoge el sitio web de la ESA. Por el contrario, dijo, años de observación satelital permiten «ver que la posición del polo magnético norte está determinada en gran medida por un equilibrio, o un tira y afloja» entre aquellos grandes lóbulos.

Livermore destacó la importancia que, para pronosticar el futuro cambio, tiene el trío de satélites Swarm de la ESA, una misión lanzada en el año 2013 desde un cosmódromo ruso para estudiar específicamente el campo magnético. No obstante, gran parte de la información referida por el propio británico se remonta a fechas muy anteriores.

Como los «compases 3D», los satélites Swarm miden la fuerza y ​​la dirección del campo magnético de la Tierra. Crédito: ESA/ATG Medialab

La investigación

Su investigación demostró que los cambios ocurridos en el patrón de flujo del núcleo entre 1970 y 1999 ensancharon el lóbulo canadiense y debilitaron significativamente su impronta en la superficie de la Tierra, haciendo que se acelere el desplazamiento del polo hacia Siberia. Los modelos simples que toman en cuenta este proceso y describen el cambio geomagnético predicen que durante la próxima década el polo magnético norte continuará su trayecto actual y se desplazará otros 390 a 660 km hacia Siberia.

Un grupo de científicos estadounidenses calculó, a principios de este año, la rapidez de esta ‘mudanza’ polar hacia el norte-noroeste. Según sus estimaciones, se trata de una velocidad de 55 kilómetros al año, algo que obliga a actualizar los sistemas de coordenadas fuera de ciclo para asegurar una navegación segura de las aerolíneas comerciales, la eficacia de operativos de búsqueda y rescate y aun las operaciones militares.

El polo magnético norte en movimiento. Crédito: ESA/DTU Space

Ahora, hace solo unas semanas,  la revista Nature Geology publicó un estudio franco-danés que pretendía resolver el misterio reduciendo el fenómeno a unos ‘tirones’ que daba el campo magnético de la Tierra. Los científicos llamaron así a la aceleración repentina e inesperada de su circulación a intervalos aleatorios. Para llegar a sus conclusiones, los autores se valieron de supercomputadoras para crear un modelo que reproducía las condiciones que se cree que hay en el núcleo del planeta.

Nuestro campo magnético existe debido a un océano de hierro líquido sobrecalentado y en remolino que constituye el núcleo externo. Como un conductor giratorio en una dinamo de bicicleta, este hierro en movimiento crea corrientes eléctricas, que a su vez generan que nuestro campo magnético esté en constante cambio. El seguimiento de los cambios en el campo magnético puede, por lo tanto, decirle a los investigadores cómo se mueve el hierro en el núcleo.

 

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