La creciente aparición de la mielitis flácida aguda, una enfermedad que comienza como una gripe y desemboca en una parálisis motriz tiene en alerta a las autoridades de salud estadounidenses.
Comienza con solo un ojo caído y la cara ligeramente hundida. En pocos días, los reflejos comienzan a perder su nitidez, mientras que los brazos y las piernas se debilitan. Si no se presta la debida atención a tiempo, el sistema nervioso continúa dañándose, la capacidad de respirar se tensa y la parálisis puede afianzarse.
El doctor Anthony Fauci, director del Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas, estimó que la enfermedad parece tener similitudes con la polio, que se mantuvo latente durante siglos antes de estallar en brutales epidemias en los siglos XIX y XX.
Cada vez más niños se ven afectados con esta enfermedad. Sin embargo, actualmente hay pocas ideas sólidas sobre cómo se desarrolla, cómo se puede tratar o incluso qué es exactamente.
Un estudio reciente realizado por el Institutos Nacionales de Salud de EE. UU. ha revisado la evidencia actual sobre la condición y su inusual reaparición, concluyendo que es necesario realizar con urgencia más investigación sobre la condición.
Características de la enfermedad
La mielitis flácida aguda (MFA), se caracteriza por una parálisis muscular repentina en niños sanos, aunque hay un puñado de casos que han ocurrido en adultos. La condición parece dañar el sistema nervioso, específicamente el área de la médula espinal llamada materia gris.
Debido a la similitud de los síntomas, durante mucho tiempo se creyó que la afección era causada por el poliovirus. Sin embargo, el mundo se está acercando rápidamente a la erradicación de la poliomielitis, pero las tasas de MFA continúan aumentando.
Por lo general la víctima primero sufre síntomas como un resfriado con fiebre y parece recuperarse, pero súbitamente empieza a sufrir la parálisis de alguna extremidad. En algunos casos comienza como algo pequeño, como por un ejemplo que no se le mueve un pulgar. Hay casos en los que el enfermo pierde la habilidad de comer o de respirar.
En 2014 se documentó un auge de casos de MFA en los Estados Unidos, el Reino Unido y Europa continental. Desde agosto de 2014 hasta enero de 2019, hubo 551 casos confirmados de MFA, en EE. UU. siendo de 32 años el paciente de mayor edad. Más del 90% eran niños, en su mayoría de 4, 5 o 6 años.
Sin embargo, el Centro para el control y prevención de enfermedades (CDC) señala que todavía es extremadamente raro, ya que afecta a menos de uno a dos en un millón de niños en los EE. UU.
¿Cuál podría ser la causa de la mielitis flácida aguda?
La rareza de la enfermedad, hace que sea difícil de estudiar y comprender. Una vez se sospechó que las toxinas ambientales y la genética desempeñaban un papel clave en la enfermedad, pero surgió una pista importante cuando los investigadores notaron que los brotes de MFA tendían a coincidir con los brotes de dos enterovirus, el EV-A71 (la causa de la enfermedad de manos, pies y boca) y EV-D68. El nuevo estudio afirma que este vínculo de evidencia entre el MFA y los enterovirus es «circunstancial pero fuerte».
Sin embargo, el estudio todavía está salpicado de preguntas sin respuesta.
«A medida que se desarrolla, la historia de MFA parece ser cada vez más complicada», escriben los autores del estudio. «¿Podríamos estar entrando en algún tipo de nueva era epidémica, en la cual los determinantes fundamentales pero no apreciados de la evolución y propagación de los enterovirus están cambiando?».
«La trayectoria de MFA en los últimos 5 años sugiere que el problema está empeorando, por lo que es fundamental que impulsemos nuestros esfuerzos para obtener más información y responder adecuadamente a este grupo de virus omnipresente, a menudo paralizante, que reaparece continuamente».
Los expertos sospechan que la dolencia es causada por la mutación de un virus que fue identificado hace más de 55 años pero que ha ido mutándose a lo largo de los años, aunque no hay prueba fehaciente de ello.
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Y si bien los médicos han probado una gran variedad de tratamientos, entre ellos esteroides, medicamentos antivirales, antibióticos, depuración sanguínea, no hay pruebas inequívocas de que funcionen.
La investigación ha sido publicada en la revista mBio.