Nace el primer bebé gracias al trasplante de útero de un donante fallecido

Nace el primer bebé gracias al trasplante de útero de una donante fallecida

Por primera vez, un bebé nació después de un trasplante de útero de una donante fallecida. Se espera que este impresionante avance ocurrido en Brasil ofrezca esperanza a 1 de cada 500 personas que experimentan problemas de infertilidad a causa de anomalías uterinas.

La niña saludable nació por cesárea en el Hospital das Clínicas, en la Facultad de Medicina de la Universidad de São Paulo, después de que su madre se sometiera a un trasplante de útero seguido de un embarazo de fertilización in vitro (FIV) .

La madre, una mujer de 32 años, nació sin útero debido al síndrome de Mayer-Rokitansky-Küster-Hauser (MRKH), una afección que afecta a una de cada 4,500 mujeres. Recibió el útero durante una cirugía de 10,5 horas en septiembre de 2016 de una donante de 45 años que había muerto de un derrame cerebral.

Todavía es pronto, pero hasta ahora, no hay inconenientes. La madre y la niña lograron salir del hospital solo tres días después del parto, sin incidentes.

«El uso de donantes fallecidos podría ampliar enormemente el acceso a este tratamiento, y nuestros resultados proporcionan una nueva opción para las mujeres con infertilidad por factores uterinos», dijo la autora principal, Dr. Dani Ejzenberg, del Hospital das Clínicas de la Escuela de Medicina de la Universidad de São Paulo.

Primer caso de éxito

Once niños han nacido después de un trasplante uterino de donantes vivos, el primero de los cuales ocurrió en Suecia en septiembre de 2013. Han habido intentos previos de dar a luz a un niño utilizando un útero trasplantado de un donante fallecido, sin embargo, todos han resultado infructuosos. Este caso, afirman los investigadores, es la primera vez que se logra con éxito.

Como si este nuevo estudio de caso no fuera lo suficientemente impresionante, también es el primer trasplante uterino de cualquier tipo que se realiza en América Latina.

El inconveniente de esta cirugía fueron las altas dosis de fármacos inmunosupresores y los niveles moderados, aunque manejables, de pérdida de sangre. Por otro lado, los investigadores afirman que los trasplantes de donantes fallecidos podrían tener algunos beneficios sobre las donaciones de donantes vivos. Obviamente, los médicos no tienen que preocuparse por la salud del donante. También señalan que potencialmente podría hacer que los trasplantes de útero estén más disponibles, especialmente en países que ya regulan y distribuyen las donaciones de órganos de donantes fallecidos.

«Los primeros trasplantes de útero de donantes vivos fueron un hito médico», agregó el Dr. Ejzenberg. «Sin embargo, la necesidad de un donante vivo es una limitación importante, ya que los donantes son raros, por lo general están dispuestos y son miembros de la familia elegibles o amigos cercanos. El número de personas dispuestas y comprometidas a donar órganos luego de su propia muerte es mucho mayor que la de los donantes vivos, lo que ofrece una población potencial de donantes mucho más amplia».

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Saber que es factible seguramente fomentará una mayor investigación para reducir los riesgos y brindar esperanza a las familias.

Esta investigación fue publicada en la revista médica The Lancet.

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