Encuentran la escultura de una deidad asiria de 2.700 años enterrada en Irak

Un equipo arqueológico iraquí-francés ha desenterrado una escultura de la deidad alada asiria Lamassu, de 2.700 años de antigüedad.

La escultura sorprendió a los expertos porque a pesar de su enorme tamaño se encontraba casi intacta. Solo le falta la cabeza que, ya formaba parte de la colección del Museo de Irak en Bagdad, luego de que en la década de 1990 fue confiscada a contrabandistas, señaló el responsable de las excavaciones, el asiriólogo francés Pascal Butterlin, profesor de arqueología de Oriente Medio en la Universidad de París I Panteón-Sorbona.

Escultura de la antigua deidad asiria desenterrada. Crédito: Zaid AL-OBEIDI / AFP

“Nunca antes había desenterrado algo tan grande en mi vida… Normalmente, sólo en Egipto o Camboya se encuentra piezas así de grandes”, dijo Butterlin.

Características de la antigua escultura asiria

Según informó la Junta Estatal Iraquí de Antigüedades y Patrimonio (SBAH), la figura, que representa una cabeza humana y un cuerpo parecido a un toro y con alas como las de un pájaro, pesa aproximadamente 19 toneladas y mide alrededor de 3.8 metros de largo.

Según el comunicado de la SBAH, el rey asirio Sargón II encargó que la escultura de alabastro fuera erigida a la entrada de Dur Sharrukin (‘La fortaleza de Sargón’, en asirio) cerca de la actual aldea de Jorsabad y a unos 15 kilómetros de la actual ciudad de Mosul. El objetivo era que Lamassu protegiera la nueva capital de Khursbad, después de que el rey asumió el poder en 721 a.C.

Los escultores asirios solían ubicar pares de estatuas de Lamassu a la entrada de los palacios, mirando tanto al exterior como a los patios interiores. Estas imponentes obras se realizaban en alto relieve, lo que permite apreciar una doble perspectiva: la figura parece inmóvil cuando se la ve de frente, pero moverse si se la mira de costado.

El Lamassu era considerado uno de los símbolos de fuerza, coraje y nobleza de los asirios, usados para proteger ciudades, palacios y templos. La muerte de Senaquerib, hijo y sucesor de Sargón II, impulsó a trasladar la capital a Nínive, dejando atrás a los Lamassu.

Se creía que estas antiguas esculturas (generalmente en parejas) protegían las puertas de las ciudades o palacios. Wikimedia Commons.

Fue enterrada para su evitar su destrucción

La impresionante escultura fue descubierta por primera vez en 1992 durante una excavación dirigida por Irak. Sin embargo, Irak había sido sometido recientemente a un embargo económico devastador en represalia por la invasión de Kuwait por Saddam Hussein. En consecuencia, esto desestabilizó los sistemas diseñados para proteger el patrimonio cultural, lo que provocó un aumento en los robos de antigüedades.

En 2014, volvieron a enterrarla, pero sin cabeza, como parte de una campaña para preservar los restos arquitectónicos en el contexto de los conflictos armados que azotaban el país.

Esto permitió que la figura de Lamassu se haya salvado de ser destruida, ya que los militantes del Estado Islámico a menudo saqueaban y destruían los restos de las antiguas civilizaciones.

Fuerzas de seguridad montan guardia en el sitio donde fue hallada la escultura. Crédito: Zaid Al-Obeidi / AFP.

Referencias: AFP / Archaeology.

 

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