Detectan dos posibles colisiones de agujeros negros en una sola semana

Las antenas gravitacionales del Observatorio de Ondas Gravitacionales de Louisiana (LIGO, por sus siglas en inglés) registraron, a las 5:30 UTC del 12 de abril, una onda gravitatoria que afectó el espacio-tiempo.

El evento fue designado como S190412m y los científicos solo vieron sus efectos gravitacionales, ya que no hubo ninguna señal electromagnética que acompañara a esta onda, algo que hizo pensar que los observatorios estaban presenciando la fusión de dos agujeros negros supermasivos.

«Una semana especial para los agujeros negros se completa con un posible segundo evento», comentó la operadora de LIGO por medio de un tuit. El primero de estos dos eventos se detectó el 8 de abril. Hasta poco antes de esa fecha, los aparatos registradores de ondas estuvieron sometidos a una profunda modernización, la cual duró 19 meses y aumentó significativamente su sensibilidad.

 

Después de cada suceso gravitacional, un algoritmo estimó las probabilidades de que tuviera origen astrofísico o telúrico, es decir, que fuese proveniente del espacio exterior o de las profundidades de nuestro planeta. Según una sinopsis publicada por la NASA, la onda del día 12 se debió, con una probabilidad del 100 %, a la colisión de dos agujeros negros.

La fuente de ondulación gravitacional se encontraría aproximadamente a 812 megaparsec de la Tierra (cerca de 2.650 años luz), aunque esta cifra fue establecida con un importante margen de error, cerca del 25 %.

La primera onda gravitacional, detectada el 8 de abril, recibió el número S190408an, aparentemente, es también debida a la fusión de los agujeros negros.

Los observatorios LIGO y Virgo iniciaron una nueva fase en la búsqueda de ondas gravitacionales el 1 de abril de 2019, después de aproximadamente 19 meses, durante los cuales se actualizaron los detectores. En total, teniendo en cuenta la nueva ola, los observatorios de 2015 encontraron 13 ondas gravitacionales.

LIGO consta de dos túneles de concreto de cuatro kilómetros de largo, que forman una «L». Dos rayos láser corren de ida y vuelta a lo largo de ellos. Crédito: CALTECH/MIT/LIGO

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