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Estudio revela el poco plástico que se necesita para matar una tortuga marina

La contaminación por plásticos es un flagelo global. En los últimos años, los científicos se han dado cuenta de que los animales que van desde el plancton hasta las ballenas consumen regularmente plástico, ya que alrededor de 10 millones de toneladas terminan en el mar cada año.

Las tortugas fueron algunas de las primeras criaturas que se han visto consumiendo plástico, con informes de bolsas que se encuentran en sus estómagos que se remontan a la década de 1980.

A pesar de la atención que ha recibido este problema, todavía se sabe muy poco sobre el efecto general del plástico en los animales oceánicos.

Efecto de los plásticos en la vida marina

Hasta el momento no está claro qué efecto tienen los microplásticos en la vida marina, y en nosotros, -ya que a menudo nos alimentamos de muchas especies marinas-, pero es interesante saber qué sucede cuando la fauna intenta comerlos.

Mientras que algunos plásticos pueden pasar inofensivamente a través del sistema digestivo de los animales, también pueden acumularse y matarlos al bloquear o desgarrar sus intestinos.

Un nuevo estudio publicado en la revista Nature ha intentado cuantificar cuán mortal es la ingestión de plástico para las tortugas marinas, y descubrieron que todo lo que se necesita a veces es una sola pieza.

Para obtener la mejor estimación posible, se consideraron dos conjuntos de datos: uno con necropsias de 246 tortugas marinas y otro con 706. Esto reveló que, en promedio, una tortuga marina joven que ha comido 14 piezas de plástico visible tiene un 50 por ciento de probabilidades de morir como resultado.

El estudio, dirigido por la Organización de Investigación Científica e Industrial de la Commonwealth (CSIRO) y la Universidad de Sunshine Coast, señala desde el principio que las tortugas marinas se encuentran entre los primeros organismos que se observa que comen plástico.

Sabemos que hay mucho más plástico en el océano que nunca antes, y sabemos que los animales se lo comen, pero los detalles específicos sobre cuánto se come y los efectos que esto tiene en la vida silvestre han resultado ser más difíciles de precisar.

Existe cierta evidencia que sugiere que el plástico que se asemeja físicamente a la comida quee la tortuga se consume, y puede causar una variedad de problemas. A veces, simplemente se excreta inofensivamente, pero en muchos otros, los intestinos de las tortugas están perforadas con un efecto letal.

Letalidad para las tortugas más jovenes

Estudio revela el poco plástico que se necesita para matar una tortuga marina
Tortuga marina enredada en una red. Créditos: The Ocean Cleanup/Francis Pérez

Este estudio marca la primera vez que se establece una relación numérica entre la ingestión de plástico y la letalidad. Parece que, si se consumen 226 artículos de plástico, la muerte es segura.

Sus resultados también confirman que comer un bajo número de piezas de plástico puede no matar a muchas tortugas marinas, pero aún puede matar a algunos a través de impactos intestinales o perforaciones. Una sola pieza de plástico podría ser suficiente para que una tortuga marina pereciera. De hecho, el equipo coloca tales probabilidades de mortalidad para un único segmento de plástico que se ingiere en un 22 por ciento.

Las tortugas marinas son particularmente vulnerables a esta causa de muerte. Tienen un tracto gastrointestinal complicado que permite que el plástico quede atrapado en sus rincones y grietas más fácilmente, y también son incapaces de regurgitar, lo que significa que lo que entra en sus gargantas, se queda ahí.

También se ha observado que las tortugas jóvenes parecían ser más susceptibles a la contaminación plástica, ya que suelen nadar con mayor frecuencia cerca de la superficie de las aguas costeras, donde se acumula la mayor cantidad de desechos plásticos.

Poco más de la mitad de las tortugas habían ingerido plástico después de nacer, y alrededor de una cuarta parte de las más jovenes se vieron afectadas, en comparación con alrededor del 15 por ciento de los adultos.

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Afortunadamente, este modelo tiene aplicaciones bastante amplias, y su técnica podría al menos aplicarse a otros animales salvajes. Alrededor de 700 especies, desde aves marinas hasta peces, interactúan con una amplia gama de nuestra basura de una manera u otra. Este estudio, entonces, proporciona un punto de partida para calcular qué tan letales son algunas de esas interacciones.

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